El «mayo feminista» se instaló con fuerza en las calles e instituciones educativas de Chile y las tiñó de violeta. Durante ese mes, miles de mujeres salieron a las calles para expresar su rechazo al patriarcado y a la violencia de género. Este movimiento feminista estudiantil, que se vislumbra como una nueva ola del movimiento feminista en el país, resituó el lugar del cuerpo como espacio de ejercicio de la autonomía. Se trata de un movimiento que revela una transformación sociopolítica y cultural que pone de relieve la desigualdad entre los sexos, las relaciones interpersonales, el espacio privado y la sexualidad.