Igual que en su administración anterior, el gobierno chileno está enfrentando un movimiento social potente que le hace cambiar de golpe su mapa de navegación. Las manifestaciones feministas han cambiado el debate público y la agenda política. Pero Sebastián Piñera aprendió la lección y su respuesta esta vez ha sido ágil, oportuna y mucho más contundente de lo que se podía esperar de un gobierno de derecha. Por el momento está arriba de la ola. Sin embargo, los cuestionamientos empiezan a demandar cambios en el modelo económico. Ahí es donde la pericia de Piñera se pondrá a prueba.