Por tercer año consecutivo, la nueva ola feminista transnacional convoca a un día de movilización global para el 8 de marzo: huelgas ‘legales’ en los trabajos asalariados –como las cinco millones de huelguistas del 8M de 2018 en España y miles más el mismo año en Argentina e Italia–; huelgas ‘salvajes’ desde las mujeres sin derechos laborales ni protecciones sociales; huelgas desde el cuidado y el trabajo no remunerado; huelgas estudiantiles, pero también boicots, marchas y bloqueo de calles. Por tercer año consecutivo, mujeres y personas queer en todo el planeta se movilizan contra los femicidios y contra todas las formas de violencia de género, por la autodeterminación de los cuerpos y por el acceso al aborto seguro y gratuito, por pago equivalente por trabajo equivalente, por sexualidades libres, pero también contra los muros y las fronteras, el encarcelamiento de masas, el racismo, la islamofobia y el antisemitismo, el despojo de las comunidades indígenas y la destrucción de los ecosistemas y el cambio climático. Por tercer año consecutivo, el movimiento feminista nos da esperanza y una visión de un futuro mejor en un mundo que se desmorona. El nuevo movimiento feminista transnacional es impulsado desde el Sur, no sólo en un sentido geográfico, sino en un sentido político y se nutre de cada territorio en conflicto. Esta es la razón por la cual es anticolonial, antiracista y anticapitalista.